Victor Mesa

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PINTURA PARA EXORCIZAR LA VIOLENCIA

Víctor Mesa emerge en el panorama de las artes plásticas uruguayas como un niño prodigio a los 13 años. Expone por primera vez en calidad de autodidacta en la Feria de Artes Plásticas de la Plaza Libertad, organizada por el ex Centro de Artes y Letras de -El País-, en 1965. Luego estudia grabado con Luis Solari y Glauco Capozzoli. Viaja por América. Vive en Brasil entre 1971 y 1979. Se traslada a Europa. Vive en España entre 1978 y 1980. Concurre al Taller de Luis Camnitzer en Baldotavo, Italia y obtiene el Master en grabado. Se radica en Francia en 1980 donde reside en la actualidad. Ejerce como Profesor de grabado en tres talleres franceses: París, Avignon y Marsella. En calidad de Impresor realiza ediciones de grabados ejecutadas en las técnicas del aguafuerte y la litografía, de los maestros contemporáneos: Marino Marini, Henry Moore, Bacon, Tapies, Saura y César.

En París concurre al Taller mejicano de Oaxaca y cursa dos años de pintura.

Las telas y papeles que integran la muestra actual del M.A.C. de -El País- poseen una carga emocional muy poderosa. Domina en sus trabajos un sentimiento profundo e intenso, una agresividad contenida que sobrecoge al espectador más sensible.

En el mundo de la globalización en el que estamos inmersos existen sendas, carreteras virtuales, por las que circulan cómoda e impunemente el dinero lavado, droga, armas, etc.

La violencia de sus trazos, la tensión que traducen, lo vinculan al Dibujo de Historietas, a las mafias tratadas por el cine.

En los filmes policiales difundidos por la T.V. y los videos, pululan las explosiones, los incendios como efecto visual, los tiros de los armamentos que aturden los sentidos.

Estremece la alta tensión que condensan sus figuras convulsionadas, plagadas de gestos rígidos y mirada vacía.

El espectador que se dispone a contemplar y absorber toda la energía que se desprende de las obras de Víctor Mesa debe atender a los títulos que proporcionan una información complementaria.

Blackgamon

En -Black Jack 1- y -Black Jack 11-, remite el autor a un juego callejero en el que participan tres o cuatro personajes y un croupier con cartas. Se debe parar en el momento justo. Con 21 puntos se hace -Black Jack-. Se juega en todos los casinos y en la calle. En este último lugar es ilegal.

El propio Víctor Mesa señala que ciertas piezas, en ocasiones por la tremenda carga emocional que contienen, traducida en gestos y trazos vigorosos, determinan que algún coleccionista no soporte tanta agresividad acumulada y regresen proponiendo un cambio por otra pieza más serena.

Víctor Mesa exorciza con ellas sus demonios interiores y elabora una serie estremecedora de los fantasmas que pululan en esta sociedad de consumo en la que se ha instalado la violencia y el afán de poder.

Prof. Ma. Luiva Torrens

Directora del Museo de Arte Contemporáneo de -El País-